NASHVILLE PUSSY

Cerrad los ojos y pensad en un grupo de Rock And Roll salvaje y sucio comandado por un tipo de aspecto rudo, una guitarrista rubia y unas letras lascivas en las que no hay restricciones. ¿Quién se os viene a la cabeza? Efectivamente, estamos hablando de NASHVILLE PUSSY, una de las bandas más incendiarias del planeta.

Se formaron en 96 y enseguida llamaron la atención. Obviamente cuando a tu primer disco le llamas ‘Let them Eat Pussy’ y en la portada aparecen dos féminas con dos maromos entre las piernas en lo que viene siendo una representación gráfica del título de álbum está claro que vas a llamas la atención. Lo que diferenciaba a Nashville Pussy de otras bandas provocativas (tipo Rockbitch) es que detrás suya sí que había un lanzamiento digno de ser escuchado. “You’re Going Down”, “Go Motherfucker Go”, “All Fucked Up” eran temas frenéticos, una mezcla del Punk inglés de finales de los ’70 con la escuela Detroit de bandas como Stooges.

Después de semejante álbum vinieron otros no menos salvajes. En esos momentos el Rock Escandinavo estaba viviendo un momento de euforia con Backyard babies, Gluecifer o Turbonegro dando mucha cera y ellos encontraron ahí también su nicho. En ese momento lanzaron ‘High As Hell’ el cual fue recibido con ansia aunque bien es cierto que fue un poco amargo. No sólo porque el disco perdía un poco de ímpetu sino porque era el último en el que íbamos a poder ver a Corey Parks, la explosiva bajista.

Con el acelerador siempre apretado hasta el fondo, Blaine Cartwright y Ruyter Suys han mantenido a la banda durante todos estos años lanzando discos vibrantes como “Say Something Nasty” o “Up To Dosage”, pero, sobre todo, han mantenido la intensidad en sus directo en donde no defraudan nunca. Quizás Ruyter no termine en ropa interior como en sus anteriores visitas, pero cuando te han dado una paliza de Rock n Roll semejante eso pasa a ser algo secundario.